Cuando una persona cae en una adicción a las drogas existen muchas y diversas causas pero entre ellas la más importante es por su mal estar interior. Esto es consecuencia de la incapacidad, que siente de ser, actuar, pensar, y hacer de acuerdo a una expectativa equivocada de vida.
Esa expectativa puede ser consecuencia de errores ajenos como por ejemplo las obligaciones impuestas por la familia intentando buscar repuestas de su parte no coincidentes con su capacidad o temperamento o bien puede haber recurrido a las drogas por una intima personal y muy fuerte insatisfacción consigo mismo.
En uno u otro caso, el adicto recurrió a las drogas como una salida, un escape o un maquillaje a su propia personalidad.
Estaba sufriendo por su incapacidad de ser lo que los demás pretendían o el mismo se imponía. Existían entonces en el momento de contraer la adicción, motivos importantes que explicaban su decisión, era entonces un individuo que sufría esos motivos.
Las drogas ahora le ofrecen una falsa satisfacción. Encuentra en ellas argumentos y disfraz, pero nada ha cambiado desde que se inicio en el consumo hasta ahora. por el contrario las dificultades comenzaron a crecer, son mayores y distintas al mal estar interior inicial se le han sumado los profundos vacíos que encuentra entre consumo y consumo.
Vale la pena estudiar que esta pasando biológica mente con la química cerebral del adicto, ya no encuentra la eficacia inicial y ahora además se siente perseguido, se siente culpable de su debilidad inicial y también de su debilidad por las drogas.
Está viviendo en un espiral de insatisfacción constante pero creciente.
El adicto no dispuso antes de voluntad suficiente como para corregir aquellos problemas, sólo intento refugiarse el muy frágil alivio que le provoco el consumo de drogas.
El adicto no dispuso antes de voluntad suficiente como para corregir aquellos problemas, sólo intento refugiarse el muy frágil alivio que le provoco el consumo de drogas.
En general, el uso de drogas corresponde a un afán de huir de la realidad. Las drogas proporcionan una vía de escape, un alivio temporal a los problemas personales, familiares o sociales. También son una puerta de salida frente al vacío existencial presente en el interior de la persona, el cual la lleva a volcarse en búsqueda de salidas ilusorias que llenen dicho vacío.
Algunos factores que favorecen el fenómeno de la drogadicción pueden ser clasificados del modo siguiente:
Factores de tipo social: En la actualidad, existe una amplia disponibilidad de drogas, legales e ilegales, lo que hace mucho más fácil el acceso y el consumo de las mismas. Tranquilizantes, somníferos, hipnóticos, etc., se pueden conseguir en las farmacias sin receta médica. Asimismo, el amplio tráfico y distribución de drogas ilegales hace que sea fácil obtenerlas. Algunas drogas, como el éxtasis, están "de moda", y prácticamente se puede obtener en cualquier discoteca. Niños y jóvenes que viven en las calles pueden obtener pegamentos, tales como el Terokal, para inhalar.
Factores de tipo familiar: Los hijos de padres fumadores, bebedores o tóxicodependientes son más proclives a tomar drogas que los hijos de padres que no lo son. Un ambiente familiar demasiado permisivo, donde no exista disciplina o control sobre los hijos; o demasiado rígido, donde los hijos se encuentren sometidos a un régimen demasiado autoritario o se encuentren sobreprotegidos, puede también fomentar el consumo de drogas.
Factores de tipo individual: Muchos factores personales pueden influir en la decisión de consumir drogas. Éstas pueden ser vistas como una vía de escape a los problemas cotidianos; algunas personas las usan como medio para compensar frustración, soledad, baja autoestima o problemas afectivos.
El drogadicto pierde lo mejor de sí mismo: el autocontrol y la fuerza de voluntad. Se vuelve apá¬tico, desinteresado, ansioso. Pierde el estímulo por los logros personales y profesionales. Se aisla, des¬precia los vínculos familiares y amistosos, y se en¬cierra en círculos, por lo general marginales, donde le resulta fácil conseguir la droga. Se vuelve esclavo de la sustancia hasta destruirse a sí mismo.
Las repercusiones en el ámbito familiar también son importantes. La familia de un adicto casi siem¬pre se ve desbordada en su intento de hacer frente al problema, sobre todo cuando, junto a la toxico¬manía, se producen conductas de carácter delictivo. El abanico de actitudes que se da entre los progenitores ante la existencia de un hijo toxicómano es muy amplio -desde el ocultamiento y la incompren¬sión al intento de encontrar soluciones con el apo¬yo de profesionales-, pero en cualquier caso el pro¬blema siempre plantea graves tensiones e importan¬tes cargas económicas, en ocasiones insostenibles.
En el ámbito social, las consecuencias más graves del consumo de drogas probablemente sean la marginación y la delincuencia. Por un lado, la distribu¬ción de las drogas ilegales está controlada por orga-nizaciones criminales, con las secuelas de corrup¬ción y violencia que ello lleva aparejado, y por otro lado, el consumidor suele recurrir a conductas de¬lictivas para poder adquirirlas.
Algunos factores que favorecen el fenómeno de la drogadicción pueden ser clasificados del modo siguiente:
Factores de tipo social: En la actualidad, existe una amplia disponibilidad de drogas, legales e ilegales, lo que hace mucho más fácil el acceso y el consumo de las mismas. Tranquilizantes, somníferos, hipnóticos, etc., se pueden conseguir en las farmacias sin receta médica. Asimismo, el amplio tráfico y distribución de drogas ilegales hace que sea fácil obtenerlas. Algunas drogas, como el éxtasis, están "de moda", y prácticamente se puede obtener en cualquier discoteca. Niños y jóvenes que viven en las calles pueden obtener pegamentos, tales como el Terokal, para inhalar.
Factores de tipo familiar: Los hijos de padres fumadores, bebedores o tóxicodependientes son más proclives a tomar drogas que los hijos de padres que no lo son. Un ambiente familiar demasiado permisivo, donde no exista disciplina o control sobre los hijos; o demasiado rígido, donde los hijos se encuentren sometidos a un régimen demasiado autoritario o se encuentren sobreprotegidos, puede también fomentar el consumo de drogas.
Factores de tipo individual: Muchos factores personales pueden influir en la decisión de consumir drogas. Éstas pueden ser vistas como una vía de escape a los problemas cotidianos; algunas personas las usan como medio para compensar frustración, soledad, baja autoestima o problemas afectivos.
El drogadicto pierde lo mejor de sí mismo: el autocontrol y la fuerza de voluntad. Se vuelve apá¬tico, desinteresado, ansioso. Pierde el estímulo por los logros personales y profesionales. Se aisla, des¬precia los vínculos familiares y amistosos, y se en¬cierra en círculos, por lo general marginales, donde le resulta fácil conseguir la droga. Se vuelve esclavo de la sustancia hasta destruirse a sí mismo.
Las repercusiones en el ámbito familiar también son importantes. La familia de un adicto casi siem¬pre se ve desbordada en su intento de hacer frente al problema, sobre todo cuando, junto a la toxico¬manía, se producen conductas de carácter delictivo. El abanico de actitudes que se da entre los progenitores ante la existencia de un hijo toxicómano es muy amplio -desde el ocultamiento y la incompren¬sión al intento de encontrar soluciones con el apo¬yo de profesionales-, pero en cualquier caso el pro¬blema siempre plantea graves tensiones e importan¬tes cargas económicas, en ocasiones insostenibles.
En el ámbito social, las consecuencias más graves del consumo de drogas probablemente sean la marginación y la delincuencia. Por un lado, la distribu¬ción de las drogas ilegales está controlada por orga-nizaciones criminales, con las secuelas de corrup¬ción y violencia que ello lleva aparejado, y por otro lado, el consumidor suele recurrir a conductas de¬lictivas para poder adquirirlas.
Cuando vemos los efectos de una catástrofe es cuando nos solemos preguntar "cómo es posible que se haya llegado a eso"; no solemos plantearnos esa cuestión "antes de que suceda"; ¿es inevitable llegar siempre tarde?.
Nuestro convencimiento es de que "es evitable llegar tarde"; podemos llegar a tiempo, incluso cuando hasta el momento no hayamos hecho bien nuestros deberes, siempre es posible rectificar, cambiar, mejorar. Sólo que esto requiere de convencimiento personal, entrenamiento y constancia en el desarrollo de nuestro empeño.
Falta de AUTOESTIMA: Nadie que sienta aprecio a su vida, se valore a sí mismo, tenga un alto concepto de su existencia y de su persona aceptará ver cómo se degrada su salud y su dignidad sino que reaccionará de inmediato y no se dejará arrastrar.
La falta de autoestima arranca de la experiencia de no ser querido o no haber interiorizado el afecto a uno mismo por parte de sus padres o personas de referencia. Cuando se reciben multitud de regalos, cosas,... pero no se reciben muestras de atención (dedicación de tiempo, interés por la propia vida,...) ni de afecto (besos, abrazos, palabras afectuosas,...) y, por otra parte, todo son broncas, desaprobación, juicios gratuitos, malas caras,... se está generando el caldo de cultivo para que esa autoestima acabe rodando por los suelos.
Existen muchas causas y muchos factores. Lo primero que hay que tener en cuenta es que el fenómeno de la drogadicción no es exclusivo de un grupo o estrato social, económico o cultural determinado. El consumo de drogas afecta a toda la sociedad en su conjunto.
En general, el uso de drogas corresponde a un afán de huir de la realidad. Las drogas proporcionan una vía de escape, un alivio temporal a los problemas personales, familiares o sociales. También son una puerta de salida frente al vacío existencial presente en el interior de la persona, el cual la lleva a volcarse en búsqueda de salidas ilusorias que llenen dicho vacío.
Algunos factores que favorecen el fenómeno de la drogadicción pueden ser clasificados del modo siguiente:
Factores de tipo social: En la actualidad, existe una amplia disponibilidad de drogas, legales e ilegales, lo que hace mucho más fácil el acceso y el consumo de las mismas. Tranquilizantes, somníferos, hipnóticos, etc., se pueden conseguir en las farmacias sin receta médica. Asimismo el amplio tráfico y distribución de drogas ilegales hace que sea fácil obtenerlas. Algunas drogas, como el éxtasis, están "de moda", y prácticamente se puede obtener en cualquier discoteca. Niños y jóvenes que viven en las calles pueden obtener pegamentos, tales como el Terokal, para inhalar.
También existe mucha desinformación en el tema de las drogas. Algunos sectores proponen la despenalización e incluso la legalización del uso de drogas tales como la marihuana y la cocaína, argumentando que no son peligrosas, al menos no más que el tabaco o el alcohol, que son legales; o que al legalizar la droga el tráfico ilícito y las mafias cesarán de existir. Los medios de comunicación y sistemas educativos favorecen también el consumo de drogas al promover valores distorsionados (el placer y la satisfacción como meta última de la vida, el consumismo, el sentirse bien a cualquier precio, el vivir el momento, etc.)
El ansia del joven de pertenecer a un grupo, de sentirse parte de un círculo social determinado, y las presiones por parte de los "amigos", pueden hacer también que el joven se vea iniciado en el consumo de drogas. El consumo puede ser el requisito para la pertenencia a dicho grupo, y una vez dentro se facilita la adquisición y el consumo de sustancias tóxicas.
Factores de tipo familiar: Los hijos de padres fumadores, bebedores o toxicodependientes son más proclives a tomar drogas que los hijos de padres que no lo son. Un ambiente familiar demasiado permisivo, donde no exista disciplina o control sobre los hijos; o demasiado rígido, donde los hijos se encuentren sometidos a un régimen demasiado autoritario o se encuentren sobreprotegidos, puede también fomentar el consumo de drogas. La desatención de los hijos por parte de los padres, las familias divididas o destruidas, las continuas peleas de los cónyuges frente a los hijos, la falta de comunicación entre hijos y padres, todos éstos son factores que contribuyen a crear un clima de riesgo, donde la droga puede convertirse fácilmente en una válvula de escape.
Se ha comproUglyo que el uso de drogas por parte de los jóvenes es menos frecuente cuando las relaciones familiares son satisfactorias.
Factores de tipo individual: Muchos factores personales pueden influir en la decisión de consumir drogas. Éstas pueden ser vistas como una vía de escape a los problemas cotidianos; algunas personas las usan como medio para compensar frustración, soledad, baja autoestima o problemas afectivos. En efecto, bajo el efecto de las drogas la persona experimenta un estado de euforia que le hace olvidar los problemas o las limitaciones que tenga. Lo malo es que es una ilusión, y luego de ese estado de euforia viene una frustración incluso mayor que la inicial, lo que lleva a la persona a recurrir nuevamente a la droga.
Otros se inician en la droga por curiosidad, o para experimentar sensaciones nuevas ante una cierta apatía, hastío, aburrimiento o incluso sinsentido de la vida. Ante el vacío que experimentan, la droga se presenta como una posibilidad, aparentemente atractiva, de llenar ese vacío.
Los adolescentes ven a muchas personas usando varias sustancias. Ven a sus padres y otros adultos consumiendo alcohol, fumando y, algunas veces, abusando otras sustancias. Además, con frecuencia la escena social de los adolescentes gira alrededor de beber y fumar marihuana. Algunos de los amigos se presionan entre sí para probar bebidas o fumar algo, pero es igualmente común que los adolescentes empiecen a usar alguna sustancia porque se encuentra fácilmente disponible, además de que ven a todos sus amigos disfrutándola. En sus mentes, ven el uso de drogas como una parte normal de la experiencia de ser adolescente.
El cuarenta y siete por ciento de los adolescentes estuvieron de acuerdo en que las películas y los programas de televisión hacen que parezca que está bien usar drogas, según un estudio que se llevó a cabo en el año 2011. Entonces, no es sorprendente que los niños de 12 a 17 años de edad que vieron tres o más películas con clasificación “R” por mes, eran siete veces más propensos a fumar cigarrillos, seis veces más propensos a usar marihuana, y cinco veces más propensos a beber alcohol, en comparación a los que no vieron películas con clasificación “R” (Amy Khan 2005).
Cuando los adolescentes se sienten infelices y no pueden encontrar una salida saludable para sus frustraciones o una persona de su confianza con quien hablar, pueden recurrir a sustancias químicas en busca de consuelo. Dependiendo de lo que usan, pueden sentirse felizmente inconscientes, maravillosamente felices o llenos de energía y confianza. Los años de la adolescencia son a menudo difíciles y pueden tener un costo emocional en los niños, a veces incluso llegando a causar depresión, así que cuando a los adolescentes se les da la oportunidad de tomar algo que los haga sentirse mejor, muchos no pueden resistir.
Los adolescentes que no pueden tolerar estar solos, que tienen problemas manteniéndose ocupados o que anhelan las fuertes emociones, son los principales candidatos para el abuso de drogas. No solo el alcohol y la marihuana les dan algo que hacer, sino que esas sustancias ayudan a llenar el vacío interno que sienten. Es más, proporcionan un base común para interactuar con otros jóvenes similares – una manera de establecer vínculos instantáneos con un grupo de niños.
Diferentes adolescentes rebeldes eligen usar diferentes sustancias basado en sus personalidades. El alcohol es la droga de elección para el adolescente que siente enojo, porque lo libera para comportarse de manera agresiva. La metanfetamina también fomenta el comportamiento agresivo, violento, y puede ser mucho más peligrosa y potente que el alcohol. La marihuana, por otro lado, a menudo parece reducir la agresión y es más una droga de evasión. LSD y los alucinógenos también son drogas de escape, a menudo utilizadas por los adolescentes que se sienten incomprendidos y anhelan poder escaparse a un mundo más idealista y amable. Fumar cigarrillos puede ser una forma de rebeldía para hacer alarde de su independencia y hacer que sus padres se enojen. Las razones por las que los adolescentes usan drogas son tan complejas como lo son los propios adolescentes.
Las drogas y el alcohol funcionan rápidamente. Los efectos iniciales son muy buenos. Los adolescentes recurren a las drogas porque ellos las ven como un acceso directo, a corto plazo, hacia la felicidad.
Muchos adolescentes tímidos a quienes les falta confianza indican que mientras se encuentran bajo la influencia de las drogas o del alcohol hacen cosas que de otra manera no se atreverían a hacer. Esto es parte del atractivo que tienen las drogas y el alcohol aun para los adolescentes que tienen confianza en sí mismos; les da el valor de pararse a bailar aunque no sean buenos bailarines, o a cantar a pleno pulmón aunque su voz sea terrible, o a atreverse a darle un beso a la chica que les gusta. Y el alcohol y otras drogas no solo tienden a relajar sus inhibiciones, sino a aliviar la ansiedad social. No solo tienen algo en común con las demás personas a su alrededor, sino que existe la mentalidad de que si se hace o se dice algo estúpido, todo el mundo creerá que es porque tomaron unas copas de más o que fumaron demasiada marihuana.
Quizás la causa de abuso de sustancias que más se puede evitar es la información incorrecta acerca de las drogas y el alcohol. Casi todos los adolescentes tienen amigos que dicen ser expertos en diversas sustancias recreativas, y que les pueden asegurar que los riesgos son mínimos. Eduque a su hijo adolescente sobre el uso de drogas para que conozcan los hechos reales acerca de los peligros del consumo de drogas.